«Pecata Minuta» 55 m, 7b ABO: a vista en la Panxa del Bisbe. Sant Benet, Montserrat

Parece que la propuesta de Jordi Esteve de viajar Pembroke este julio va tomando forma, tenemos fecha y conviene entrenar desde casa. Cada vez que quedamos, la cuerda doble y el rac de friends forman parte del equipo personal de cada salida. En una de estas citas, le propongo a Jordi de ir a la Pecata Minuta de la la Panxa del Bisbe, una vía montserratina puntera en estilo tradicional y que llevo tiempo deseando hacer un intento. Jordi aseguró a Gerber en 2008 en su apertura y posteriormente pudo encadenarla. De todas formas, a él le motiva acompañarme y cantarme todo lo que recuerda para yo poder hacerle un buen flash.
Al cabo de pocos días, el 26 de junio de 2014, ya estamos en la cara oeste de la Panxa del Bibe buscando el inicio de la ruta. Jordi recordaba un árbol caído que ya no está, pero los labios de arenisca y la pequeña bauma a la que hay que llegar siguen estando. Lo que más me gusta de este tipo de rutas es su apariencia original, repetir una vía así es siempre lo más parecido a abrirla; no hay marca alguna y la piedra ha seguido, durante estos años, su camino hacia la erosión. Quizás, en este contexto, el rotpunkt pasa a segundo plano. Que sepamos, la ruta cuenta con 3 ascensiones y seguramente cuente también con algún intento fallido que nadie sabe.
Desde el suelo, Jordi me dice por donde va la línea, es sinuosa pero muy evidente, una línea maestra que solo podía abrirla alguien que ha escalado mucho aquí. Los puntos débiles de la pared están y la línea que sigue la ruta no los deja en ningun momento. Las referecias son clave: areniscas, pequeña bauma, primer desplome, placa, segundo desplome, vira ciega hacia la izquierda y tercer desplome.
Empiezo a escalar, es todo costra, la roca de Montserrat es así y es bienvenida. Paso las areniscas y llego a la pequeña bauma, es el primer run out pero ahora puedo proteger. Luego viene un desplome donde está uno de los crux de la ruta. Jordi se acuerda de un friend #2 muy encajado enmedio de la sección. Consigo emplazarlo, practicamente he tenido que incrustarlo, ha quedado muy cerrado, es muy buen seguro. Luego hago 2 moviimientos explosoivos con el sello tochero de Sant Benet y salgo a la placa. Es lisa, hay que navegar, primero a la izquierda, luego en diagonal a la derecha y, bajo el segundo desplome, a la izquierda para poner un buen #0.5 y #1. Ahora hacia la derecha a superar el susodicho segundo desplome. Me noto sólido, voy encontrando emplazamientos para la autoprotección. Los emplazamientos son limitados pero están, luego hay que escalar con aire. Consigo llegar bajo el tercer desplome, es casi la mitad de la ruta. Siguiendo la lógica de la visual desde el suelo, flanqueo hacia la izquierda a buscar el punto débil que lo va a surcar. En la travesía emplazo un buen #4. Estoy al final de la misma bajo el punt débil. Veo el ojo de arenisca en la mitad. Empieza a entrar el sol, el calor nunca ayuda pero ahora no pienso caerme.

Estoy bajo el tercer desplome, me cuesta salir, intento visualizar la cadencia de movimientos a realizar. Hay canto, pero no habrá vuelta atrás, puedo ir poniendo varias piezas pequeñas, se me abren las manos, veo a lo lejos algo parecido a un canto romo. Tengo que ir por la derecha del ojo de arenisca, eso lo sé. Jordi no se acuerda de ningún movimiento, pero sí por donde va la ruta. Pie mano, y paso de envergadura, es largo, consigo cogerlo, luego le siguen pasos similares sin proteccción alguna, parece que negociando con el lactato consigo salir a terreno inclinado. Estoy casi en la cima, En se momento aparece Francisco Chavez, un asiduo d ela zona, subiendo por las escaleras, va a escalar a Sant Antonio, nos saluda y me grita: veni, vidi, vici.. vine, vi y vencí.. como Julio césar en la batalle de Zela. Así es la escalada a vista, llegas, miras y te sale, tan rápido que la sensación a veces te sabe a muy poco.
Han sido 4 horas de escalada tradicional sobre una ruta donde no hay ningún tipo de seguro emplazado. Por allí solo han quedado unas manchas de magnesio y sangre de las juntas de las uñas. Mientras aseguro a Jordi, agradezco no haber fallado en los movimientos, pero la belleza desnuda de esta ruta reside en su apetura. Sin duda, es una de las vías más bellas que he podido hacer a vista. Una línea llena de lógica para la mente de un maestro en este arte lleno de intuición y corage. Una línea sin sentido, una locura y un mar de exposición para el neófito en la materia. He utilizado muchos friends, la cuerda auxiliar ha sido clave: 2 aliens verdes, 2 juegos de totems, doble de camalots del 0.5 al 0.75, 1 #3, 2 tascones medianos y un tricam negro.

Pecata Minuta fue abierta por Gerber Cucurell asegurado por Jordi Esteve en un día muy largo del 2008. Su reto fue intentar abrirla en el día y luego encadenarla. Así fue, resolutivo y de lo más puntero del macizo. Una pieza única llena de belleza y dificultad.
Guille Cuadrado








